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viernes, 12 de julio de 2013

5to Capítulo: No sé quién eres, pero me gusta

Caminamos rodeando la casa por detrás, justo al lado opuesto del árbol donde me había golpeado el día anterior, la casa desde fuera parecía bastante pequeña, la madera que la cubría estaba un poco desgastada por el paso del tiempo pero tenía cierto encanto. Detrás habían unos huertos  que se extendían hasta donde la vista me alcanzaban, algunos de ellos estaban abandonados y cubiertos de matojo, sobre todo los más alejados de la casa. Seguí a Canah hasta llegar a una segunda casa mucho mayor, dentro seguramente estarían los verdaderos dueños del terreno. 

De pequeños solíamos pasar la mayor parte del tiempo aquí... -comenzó a decir Canah - yo siempre corría detrás de ti, hasta que me caía y se me pelaban las rodillas. Entonces venías con agua del pozo y me curabas la herida...

Siento decirte que no recuerdo nada -contesté - pero me encantaría que siguieras contándome, quizás con un poco de suerte recuerde algo

Canah abrió la puerta de la segunda casa y entró, yo la seguí. El suelo estaba cubierto de paja y el olor a estiércol llenaba el ambiente del lugar. Visualicé la estancia y comprobé que estaba repleta de animales. El techo era bastante alto y con unas vigas de madera que lo cruzaban de lado a lado. Justo a nuestra derecha habían un par de cabras, un cubo de metal y un taburete, deduje que para ordeñarlas, junto a ellas una jaula toda vallada  con gallinas ponedoras y en frente de estas, una madriguera de conejos.

¿Trabajas todo esto tú sola? -le pregunté directamente

De momento esa es la idea, pero ahora que ya estás aquí... creo que todo irá mucho mejor ¿no? -puso unos ojitos tan tiernos que no pude rehusarme-

Por donde quieres que empiece - dije un poco a regañadientes

Canah señaló a las gallinas, yo cogí unas botas y un mono que habían colgados en la pared y me metí en la jaula, mientras tanto ella se sentó en el taburete y comenzó a ordeñar para el desayuno. Una pala estaba apoyada dentro y la agarré por el mango para recoger toda la porquería que habían dejado aquellos animales. No dejaba de pensar en mi hogar y mi familia, me sentía cómodo en aquel lugar claro está pero no dejaba de pensar en que yo no pertenecía a ese lugar. Pronto terminé de hacer mi faena, durante este tiempo Canah había ido al huerto y a preparar el suculento almuerzo, les puse de comer también a los conejos y me dirigí hacia la cabaña donde seguro encontraría a Canah ya esperándome. Tenía bastante calor y estaba agotado, las gotas de sudor bajaban por mi espalda, me había quitado el mono y estaba completamente mojado. Giré la esquina de la cabaña y hallé a Canah con una mochila esperándome. Mi cara debió ser claramente de decepción al no encontrar comida ya que  Canah se apresuró a decir

¡Tranquilo que no nos vamos a quedar sin comer! Pero quiero llevarte a un lugar que quizás te haga recordar

Eh, disculpa Canah. ¿ dónde está el baño ? - balbucee, era la costumbre de hacer mis necesidades antes de salir de casa

Allí - dijo señalando un árbol y seguidamente comenzó a reírse -Ciertamente, aún sin recordarme, sabes cómo hacerme reír
.
Hice mis necesidades en un santiamén y me apresuré a alcanzarla, para emprender la marcha caminaba bastante rápido la verdad, yo parecía un torpe pingüino con esos zuecos. Me llevaba por una senda a través de  los árboles, la espesura no dejaba ver lo que había unos metros más adelante pero parecía que ella conocía el camino. La verdad no sabía si confiar mi vida en una persona que no conocía de nada pero era la única que había y parecía que a mi si me conocía bien. Decidí interrogarla un poco para averiguar cómo y cuando había llegado a este lugar.

¿ Dónde estamos ? - pregunté directamente - me refiero a que país, región, zona...

En la costa de Nibel - respondió - ¿no te parece el lugar más maravilloso del mundo?

Vaya, me había quedado igual, no me sonaba nada ese nombre y tampoco es que existiera en los mapas, parecía más bien el nombre de un videojuego. Deduje que quizás estuviese loca y se estuviese inventando una historia o una realidad paralela, sabía que no sacaría nada en claro del lugar exacto de mi paradero de modo que preferí indagar en su pasado.

¿ y cuanto dices que hace que nos conocemos? -pregunté sutilmente


Desde que éramos así - y con su mano hizo un gesto como señalando la altura de las rodillas -llegaste a la granja de mis padres y yo te escondí en el cobertizo, todas las noches venías e inventábamos historias de cuando fuéramos mayores... eras tan adorable.

Definitivamente estaba chalada, realmente necesitaba ayuda esta muchacha, era imposible que yo fuera por las noches a su casa, si mi madre me tenía recluido y en el momento en que pusiera un pié en la calle me llevaba una paliza. Sentí verdadera lástima por aquella pobre muchacha, tan sola... seguramente no lo habría tenido nada fácil.

Siempre decías que tendrías tu gran castillo -continuó diciendo - y que yo sería tu pequeña princesa.... practicabas todos los días con una espada de madera que te tallé con la navaja de mi padre. Aún recuerdo el castigo que me cayó por quitársela, estuve una semana cuidando de los conejos yo sola jajaja.
La verdad es que era una historia bastante original,  o bien tenía mucha imaginación o me había confundido con otro.

Sigue contando, quizás algún día pueda escribir un libro -bromeé

Oye, no te rías de mí -dijo golpeando mi hombro

Conectaba con ella bastante, me sentía liberado de decir cualquier cosa y espontáneamente soltaba alguna frase que le hacía gracia. Continuó contándome historias de cómo le ayudaba en las tareas forzosas de la granja, mientras avanzábamos por el camino, nos desviamos por un cruce que llevaba hasta una cascada rodeada por un lecho de rocas, el agua caía fuerte frente a un lago de aguas cristalinas.

¿No pensarás sentarte conmigo a comer sin haberte dado al menos un baño no? -dijo con una sonrisa pícara
Salió corriendo despojándose de sus ropas y se tiró al agua, se escabulló como una sirena bajo el agua. Yo no sabía qué hacer, quizás era mejor esperar a que ella terminara de ese modo no se sentiría ofendida ya que me iba a ser imposible no mirarla desnuda.

Cogí el bolso con las provisiones y me dispuse a preparar un buen banquete, estaba hambriento la verdad. Rebusqué y encontré algo de queso, un bote de vidrio que parecía aceite y un pan casero. Improvisé una pequeña mesa con una piedra plana en lo alto de la cascada y dispuse unos troncos de madera a modo de banqueta. hallé también una navaja con la que podría trocear el queso. Lo corté a rebanadas finas y distribuí el aceite por el pan para que no estuviera tan seco.

¿Me acercas algo para secarme? - era la voz de Canah bajo la cascada, busqué entre sus cosas y encontré una especie de paño gigante tejido a mano, lo cogí y me deslicé por las piedras para dárselo. Pude ver todo su cuerpo desnudo a través del agua, la verdad que era difícil resistirse a mirar esa figura tan perfecta, tenia los pechos bien puestos y turgentes unas caderas perfectas en las que cualquier hombre desearía cabalgar toda la noche.

Deja de mirar ya pervertido - sonrió sacándome la lengua con gesto infantil- acércate y date la vuelta.
Me acerqué a ella y le extendí la mano, luego me giré muy a mi pesar sosteniendo la toalla con mi mano derecha, al momento una mano suave me acarició el brazo con gesto de complicidad y noté su aliento en mi cuello mientras me abrazaba aún desnuda. Sin saber cómo, acabé desnudo y sumergido en el agua, sus brazos me rodeaban por el pecho, notaba todo su cuerpo en mi espalda, ni siquiera me había dado tiempo a tomar aire y en breve me iba a faltar la respiración. Sus labios se cruzaron con los míos transmitiéndome el aire que me faltaba, salí a la superficie y abrí de nuevo los ojos. Seguía abrazado a ella, sus ojos estaban clavados en mí y yo, sonreía de felicidad, noté sus piernas colocándose a horcajadas, quería volver a besar sus labios y darle todo mi cariño...

Me está empezando a gustar que no recuerdes nada, ¿sabes? - dijo casi con voz tierna y dulce- nunca me habías mirado de esa manera

Volví a la realidad, que estaba haciendo y sobretodo qué pensaría mi mujer si me viera en esa situación. Con un gesto brusco la aparte de mi lado y me dirigí a la orilla. Me clavaba las piedras al salir pero no pensaba precisamente en el dolor, había estado a punto de cometer un gravísimo error. Cogí mi ropa y  fui subiendo colina arriba como una exhalación, no podía creer que estuviera empezando a perder la noción de la realidad dejándome llevar de esa manera, pero quizás eso era lo que precisamente quería ella
.
¡ Frank ! ¡ Perdona ! Solo era una broma - corrió detrás de mi mientras se colocaba el vestido de nuevo y los zuecos de madera, casi cayéndose por la cascada cómo intentando impedir que me fuera solo. Pero yo no iba a caer en su trampa, de eso nada, debía encontrar la manera de volver a mi casa de nuevo con mi familia.

Comimos rápidamente sin mediar palabra, el queso estaba bastante sabroso se notaba que era casero, y el pan a pesar de llevar aceite seguía un poco reseco. La miré fijamente, observé que titubeaba sobre cómo empezar una conversación que no acabará conmigo todavía más enfadado, el verla intentarlo la hacía si cabe más adorable decidí ser yo quien iniciara la conversación.

¿ Qué te parece si continuamos la excursión? -dije sonriendo para suavizar la situación, ella alzó la vista ilusionada - Si te he de ser sincero, hoy es mi primer día aquí -dije yo y ambos estallamos en carcajadas, pues ella lo entendió como que no recordaba nada.

Volvimos por el bosque al camino principal dispuestos a volver de nuestro romántico picnic, todavía no sabía qué clase de lazo nos unía y el camino de vuelta sería ideal para reunir más datos.
Canah... que somos exactamente tu y yo

¿ A qué te refieres Frank? ¿Es por lo que ha pasado allí abajo? -respondió

Bueno... parece que no somos solo simples amigos, y tampoco has dicho abiertamente que yo sea tu marido, la verdad esta situación me confunde un poco

Ya, lo comprendo, debe ser difícil para ti, digamos que un día fuimos algo más que amigos pero tú te fuiste y yo... no fui capaz de seguirte

¿ Cuánto tiempo hacía que no nos veíamos?

Demasiado Frank, tanto que ahora eres incapaz de acordarte de mí - su mirada se entristeció

Bueno, en cualquier caso si tan importante fuiste para mi, estoy seguro que pronto te recordaré - dije para animarla, aunque no estaba muy convencido.

¡Eso espero! - dicho esto se puso a correr para que la persiguiera y yo como es natural, salí tras ella
Pronto divisamos la casa, el sol comenzaba a ponerse y las primeras estrellas se dejaban ver en el horizonte, habría una noche perfecta ya que estaba todo despejado. Se me ocurrió entonces que podríamos pasar la noche fuera con un par de mantas observando las estrellas, la temperatura era ideal y no creo que hubieran animales nocturnos que pudieran resultar una amenaza para nosotros.

Oye Canah, ¿ y si dormimos esta noche mirando las estrellas? -propuse esperando su aceptación.

Odio tener que rechazar tu proposición, ya que no hay cosa que me gustaría mas pero... no me apetece mucho dormir al raso.

Venga, lo pasaremos bien -insistí- te prometo que no te pasará nada - me coloqué el puño en el pecho como si fuera un héroe
¡Frank, te he dicho que no! No insistas - dicho esto se dio la vuelta y se metió en la casa sin dejarme réplica posible.
Entre tras ella, la noche ya cubría todo el cielo. Cerramos todas la ventanas y nos quedamos por un instante a oscuras, noté su mano rozándose con la mía y al momento, la luz de un candil iluminó la estancia, lo dejó junto a la mesa y se colocó frente a mí, cuando iba a decir algo puso su dedo en mi boca para silenciarme, cogió mis dos manos y me llevó a la cama, yo la miraba sin poder resistirme, me sentó y se sentó junto a mí al borde de la cama. Acto seguido apoyó su cabeza en mi hombre y ambos cerramos los ojos. yo me sentía muy tranquilo, sin ganas de que el tiempo pasara...
Me alegro de que estés aquí otra vez -me empujó para tumbarme en la cama y nos quedamos abrazados a la luz del candil mientras el único sonido que ambientaba la casa era el del latir de nuestros corazones. Cerré los ojos y me dormí
Me vi en mi casa siendo pequeño, estaba solo como siempre en mi habitación, mi mundo... una sombra apareció tras la puerta cerrándola tras de sí. Era mi madre otra vez dispuesta a darme mi merecido por haberla abandonado muchos años antes.

¡Que pasa Frank! -gritó - ¿ También te has olvidado de esto? - se abalanzó sobre mi clavando sus garras en mi garganta impidiéndome respirar. No podía creerlo, iba a morir a manos de mi madre

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