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lunes, 8 de julio de 2013

3er Capítulo: Cruzando La Puerta

Los abrí de repente sobresaltado y estaba todo oscuro, seguramente me había dormido pero ni siquiera había soñado, estaba seguro de que solo había pasado un instante pero mi mujer me había apagado ya las luces, me levanté en busca de la llave de la luz y me sorprendió que hubiera luz al final del pasillo tras una puerta cerrada, me sentía algo desorientado y no sabía muy bien en que parte de la casa estaba de modo que caminé hacia la única luz que se veía para poder situarme y dirigirme a mi habitación.

Deduje que no estaba en mi casa ya que no reconocía nada alrededor, la pesadilla de la noche anterior se paseó por mi cabeza y un escalofrío me recorrió la espalda, corrí hacia el final del pasillo, me situé frente a la puerta y la palpé, era de madera y estaba lacada en blanco, lo supe enseguida por el olor y el tacto. Por el bastidor brillaba con mucha intensidad la luz como queriendo invadir la oscuridad, finalmente hallé el pomo lo giré y abrí sin mirar atrás con miedo de que la muerte estuviera detrás esperándome. Una luz me deslumbró, no era capaz de ver nada, ni siquiera podía abrir bien los ojos. Pero no deje de correr me daba miedo caerme o chocar con algo pero peor era ser devorado por la muerte, comencé a frotarme los ojos para intentar ver y distinguir algo. Pronto advertí el color verde de la hierba a mi alrededor, su olor, su tacto en mis pies desnudos, me detuve un instante y conseguí ver más allá de lo que tenía alrededor.
 Deduje que estaba teniendo el sueño más increíble de mi vida, estaba frente al paisaje más bello que jamás había visto fruto de mi imaginación seguro, la puerta había desaparecido y yo me sentí fuera de peligro lo cual me dejó disfrutar de lo maravilloso que resultaba todo mi entorno.

 Me encontraba en lo alto de un acantilado y se veía un gran mar azul, si no me hubiera detenido probablemente estaría en serios problemas... la brisa era más que agradable, refrescaba todo mi cuerpo y me transmitía una gran sensación de paz, me senté en la hierba para observar el sol en lo alto tan deslumbrante, no había ni una sola nube en el cielo. Las gaviotas lo surcaban de un lado a otro, eran libres de tomar su camino.

Un camino a la derecha era justo lo que vi al bajar la vista del cielo, me facilitaba el acceso a la playa y decidí ponerme en pie para ver que mas maravillas ocultaba el paraje en el que me encontraba, me puse en pie y comencé a bajar por el camino, rodeaba el acantilado y terminaba en una playa desierta, todo estaba cubierto de vegetación y a pesar de estar el sol en lo alto el calor no era demasiado excesivo. Llegué a bajo y mis pies desnudos entraron en contacto con la arena, la sensación fue muy agradable, salí corriendo hasta el agua, era tan cristalina que se podían ver hasta los peces. Advertí que había un camino de rocas que entraba unos 100 metros en el mar y decidí aventurarme para observar los peces más de cerca. No era precisamente un camino ya que debía saltar de piedra en piedra. Los percebes estaban incrustados en la base de éstas y decidí coger unos cuantos por si me entraba hambre. Metí el brazo en el agua, estaba fresquita, el fondo no estaba muy lejos y se veían cangrejos, peces, estrellas de mar... era todo bastante bonito.


Caí en la cuenta que tenia sed y decidí explorar el lugar en busca de agua para beber. Tampoco era cuestión de deshidratarme. Salí de la playa y subí por el camino de nuevo hasta el acantilado, estaba comenzando a sudar bastante a pesar que no hacía el mismo calor que en pleno Verano. Pensé que debía buscar a alguien para poder así proveerme de agua y quizás algo de comer también. Observe que había un camino de tierra que aún seguía hasta donde me alcanzaba la vista. En la lejanía se podían observar montañas, lo suficientemente altas como para que las nubes cubrieran la cima, bosques espesos, y también casas de granjeros que a bien seguro tendrían algún pozo en el que pudiera refrescarme y calmar mi sed.

 Emprendí la marcha observando cada detalle a mi alrededor, las flores estaban dispuestas junto al camino, su olor era maravilloso y las abejas se posaban sobre ellas en busca del tan preciado néctar.

Continué caminando hasta divisar un puente de madera, si había un puente seguramente habría un rio... aceleré el paso y me asomé desde la barandilla de madera, inmediatamente emitió un crujido, signo de que no se encontraba en muy buen estado, bajo el puente a unos 15 metros de altura circulaba el agua, no era un río muy grande pero al menos podría parar a beber agua. 
Bajé por un saliente del camino mis pies la verdad me dolían bastante ya que iba descalzo. Me quité la ropa y me escabullí en el agua, era genial y refrescante  y a la vez estaba llenando mi garganta de agua limpia. Quien podría resistirse a esto pensé, miré a mi alrededor porque estaba desnudo y tenía miedo de que alguien me descubriera, como no había nadie salí del agua y me volví a colocar la ropa. Debía improvisar algo para los pies porque me dolían bastante de modo que cogí unas hojas secas, las rellené de arcilla y metí los pies dejando que se secaran. Cuando estuvo lo suficientemente seca emprendí la marcha en busca de alguien que pudiera ayudarme.


 El calor me agotaba bastante así que decidí tomarme un respiro bajo la copa de un enorme árbol, era bastante frondoso y su tronco mediría por lo menos 1 metro de diámetro, la corteza era bastante gruesa pero me noté aliviado al apoyar mi espalda. Metí las manos en mi bolsillo pero estaban vacíos ni siquiera había cogido mi móvil, caí en la cuenta entonces de que estaba en un sueño. 

Decidí que ya había pasado demasiado tiempo en ese lugar y que debía despertarme y en estos casos de dormir tan profundamente lo mejor era cerrar los ojos y seguro que aparecía en otro sueño o en mi cama. Lo intenté un par de veces pero no había manera, quizás el querer despertarme formaba parte de mi sueño y se estaba convirtiendo en una pesadilla. La idea de la pesadilla me hizo recordar de nuevo los ojos vacios de la muerte pero no podía ser, tenía que lograr despertarme. Me tranquilicé y cerré los ojos esta vez respiré profundamente y pensé en otra cosa y acto seguido los abrí despacio, unos ojos me miraban fijamente a 3 cm de los míos. eran unos ojos color miel redondos y bonitos. No pude evitar echarme hacia atrás por la sorpresa y me golpeé la cabeza con el tronco del árbol, sentí como me fallaban las fuerzas desvanecía, mientras caía observe que se trataba de una muchacha, llevaba un vestido azul con volantes, su mano estaba en su boca con gesto de burla, tenía una figura muy atractiva pero... todo se volvió oscuro.

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