Los abrí
de repente sobresaltado y estaba todo oscuro, seguramente me había dormido pero
ni siquiera había soñado, estaba seguro de que solo había pasado un instante
pero mi mujer me había apagado ya las luces, me levanté en busca de la llave de
la luz y me sorprendió que hubiera luz al final del pasillo tras una puerta
cerrada, me sentía algo desorientado y no sabía muy bien en que parte de la
casa estaba de modo que caminé hacia la única luz que se veía para poder
situarme y dirigirme a mi habitación.
Deduje
que no estaba en mi casa ya que no reconocía nada alrededor, la pesadilla de la
noche anterior se paseó por mi cabeza y un escalofrío me recorrió la espalda,
corrí hacia el final del pasillo, me situé frente a la puerta y la palpé, era
de madera y estaba lacada en blanco, lo supe enseguida por el olor y el tacto.
Por el bastidor brillaba con mucha intensidad la luz como queriendo invadir la
oscuridad, finalmente hallé el pomo lo giré y abrí sin mirar atrás con miedo de
que la muerte estuviera detrás esperándome. Una luz me deslumbró, no era capaz
de ver nada, ni siquiera podía abrir bien los ojos. Pero no deje de correr me
daba miedo caerme o chocar con algo pero peor era ser devorado por la muerte,
comencé a frotarme los ojos para intentar ver y distinguir algo. Pronto advertí
el color verde de la hierba a mi alrededor, su olor, su tacto en mis pies
desnudos, me detuve un instante y conseguí ver más allá de lo que tenía
alrededor.
Deduje que estaba teniendo el sueño más
increíble de mi vida, estaba frente al paisaje más bello que jamás había visto
fruto de mi imaginación seguro, la puerta había desaparecido y yo me sentí
fuera de peligro lo cual me dejó disfrutar de lo maravilloso que resultaba todo
mi entorno.
Me encontraba en lo alto de un acantilado y se
veía un gran mar azul, si no me hubiera detenido probablemente estaría en
serios problemas... la brisa era más que agradable, refrescaba todo mi cuerpo y
me transmitía una gran sensación de paz, me senté en la hierba para observar el
sol en lo alto tan deslumbrante, no había ni una sola nube en el cielo. Las
gaviotas lo surcaban de un lado a otro, eran libres de tomar su camino.
Un
camino a la derecha era justo lo que vi al bajar la vista del cielo, me
facilitaba el acceso a la playa y decidí ponerme en pie para ver que mas
maravillas ocultaba el paraje en el que me encontraba, me puse en pie y comencé
a bajar por el camino, rodeaba el acantilado y terminaba en una playa desierta,
todo estaba cubierto de vegetación y a pesar de estar el sol en lo alto el calor
no era demasiado excesivo. Llegué a bajo y mis pies desnudos entraron en
contacto con la arena, la sensación fue muy agradable, salí corriendo hasta el
agua, era tan cristalina que se podían ver hasta los peces. Advertí que había
un camino de rocas que entraba unos 100 metros en el mar y decidí aventurarme
para observar los peces más de cerca. No era precisamente un camino ya que
debía saltar de piedra en piedra. Los percebes estaban incrustados en la base
de éstas y decidí coger unos cuantos por si me entraba hambre. Metí el brazo en
el agua, estaba fresquita, el fondo no estaba muy lejos y se veían cangrejos,
peces, estrellas de mar... era todo bastante bonito.
Caí en
la cuenta que tenia sed y decidí explorar el lugar en busca de agua para beber.
Tampoco era cuestión de deshidratarme. Salí de la playa y subí por el camino de
nuevo hasta el acantilado, estaba comenzando a sudar bastante a pesar que no
hacía el mismo calor que en pleno Verano. Pensé que debía buscar a alguien para
poder así proveerme de agua y quizás algo de comer también. Observe que había
un camino de tierra que aún seguía hasta donde me alcanzaba la vista. En la
lejanía se podían observar montañas, lo suficientemente altas como para que las
nubes cubrieran la cima, bosques espesos, y también casas de granjeros que a
bien seguro tendrían algún pozo en el que pudiera refrescarme y calmar mi sed.
Decidí
que ya había pasado demasiado tiempo en ese lugar y que debía despertarme y en
estos casos de dormir tan profundamente lo mejor era cerrar los ojos y seguro
que aparecía en otro sueño o en mi cama. Lo intenté un par de veces pero no
había manera, quizás el querer despertarme formaba parte de mi sueño y se
estaba convirtiendo en una pesadilla. La idea de la pesadilla me hizo recordar
de nuevo los ojos vacios de la muerte pero no podía ser, tenía que lograr
despertarme. Me tranquilicé y cerré los ojos esta vez respiré profundamente y
pensé en otra cosa y acto seguido los abrí despacio, unos ojos me miraban
fijamente a 3 cm de los míos. eran unos ojos color miel redondos y bonitos. No
pude evitar echarme hacia atrás por la sorpresa y me golpeé la cabeza con el tronco
del árbol, sentí como me fallaban las fuerzas desvanecía, mientras caía observe
que se trataba de una muchacha, llevaba un vestido azul con volantes, su mano
estaba en su boca con gesto de burla, tenía una figura muy atractiva pero...
todo se volvió oscuro.
Emprendí la marcha observando cada detalle a
mi alrededor, las flores estaban dispuestas junto al camino, su olor era
maravilloso y las abejas se posaban sobre ellas en busca del tan preciado
néctar.
Continué
caminando hasta divisar un puente de madera, si había un puente seguramente
habría un rio... aceleré el paso y me asomé desde la barandilla de madera,
inmediatamente emitió un crujido, signo de que no se encontraba en muy buen
estado, bajo el puente a unos 15 metros de altura circulaba el agua, no era un
río muy grande pero al menos podría parar a beber agua.
Bajé por un saliente
del camino mis pies la verdad me dolían bastante ya que iba descalzo. Me quité
la ropa y me escabullí en el agua, era genial y refrescante y a la vez estaba llenando mi garganta de
agua limpia. Quien podría resistirse a esto pensé, miré a mi alrededor porque
estaba desnudo y tenía miedo de que alguien me descubriera, como no había nadie
salí del agua y me volví a colocar la ropa. Debía improvisar algo para los pies
porque me dolían bastante de modo que cogí unas hojas secas, las rellené de
arcilla y metí los pies dejando que se secaran. Cuando estuvo lo
suficientemente seca emprendí la marcha en busca de alguien que pudiera
ayudarme.
El calor me agotaba bastante así que decidí
tomarme un respiro bajo la copa de un enorme árbol, era bastante frondoso y su
tronco mediría por lo menos 1 metro de diámetro, la corteza era bastante gruesa
pero me noté aliviado al apoyar mi espalda. Metí las manos en mi bolsillo pero
estaban vacíos ni siquiera había cogido mi móvil, caí en la cuenta entonces de
que estaba en un sueño.
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