Era bien entrado el mediodía
cuando llegamos a la granja, el padre de Canah reunió a la familia en el salón
donde habíamos cenado la noche anterior para comunicarles la noticia. Canah
entró como un vendaval por la puerta trasera dejando ver de nuevo su sonrisa
¿ Dónde estabas? -dijo dando
un salto hacia mi cuello- Me tenias muy preocupada, te fuiste sin decirme nada
con mi padre y mi hermano...
Pude notar sus lagrimas en mis
mejillas mientras nos fundíamos en un abrazo y decidí elegir cuidadosamente mis
palabras
Frank vivirá aquí a partir de
ahora -se adelantó el padre de Canah- con nosotros, trabajará en la granja y
dormirá en una de las cuadras
Si quiere puede dormir conmigo
-dijo Canah inocentemente
¡No quiero veros juntos más de
la cuenta muchachos! -y esta vez su tono si sonó amenazante- que cada uno
vuelva a sus tareas inmediatamente, continuaremos la conversación en la comida
Disculpe, eh.. señor -dije en
voz baja mientras se marchaban todos- es que no se su nombre para dirigirme a
usted...
Pero como...- dijo estallando
en carcajadas- puedes llamarme señor Spetnaz. ¿ Lograrás acordarte? -y siguió
riendo
Por supuesto señor... ¿ y qué
quiere que haga? -comenté
¿ Que se te da bien? Sería
mejor que hicieras algo con lo que te sintieras cómodo
Si quiere puedo cocinar, es
algo que me gusta hacer y se me da bastante bien
El señor Spetnaz me miró con
gesto de incredulidad dudando de si debía realizar esta tarea
¿ No estarás pensando en
envenenarnos verdad? -contestó mientras sacaba un cuchillo de su cinturón.
Cerré los ojos esperando
sentir la hoja afilada del cuchillo en mi cuello... pero lo colocó sobre mi mano
Hoy me apetece un guiso de
liebre- me dijo al oído- espero que sepas
pelarla en condiciones. -y dándome una palmada en la espalda se marchó.
¿Un guiso de liebre? yo no he
hecho nada parecido en mi vida -pensé- en menudo berenjenal me había metido. Me
metí en la pequeña cocina para ver de que disponíamos para trabajar, había leña
cuidadosamente cortada en un montoncito a la derecha. El horno era de piedra y tenía
una cubierta metálica por arriba que se graduaba para dejar el paso de más o
menos caudal de fuego, En la repisa izquierda habían ollas y demás utensilios y
al fondo una puertezuela muy pequeña, la abrí y descubrí una alacena dónde se
encontraban todos los ingredientes. Por un lado había toda clase de verduras y
por otro sacos de legumbres, harina, arroz....
Encendí el fuego con las
ascuas que quedaban en el horno y me dirigí a por un conejo a la granja, agarré también un pollo y me dirigí a
preparar la comida para toda la familia
Todos se sentaron atraídos por
el olor de mi guiso expectantes a la espera de que iba a salir de la cocina y
llenarles la panza, yo por supuesto no había revelado todavía que les esperaba.
Agarré la comida del fogón ya apagado y la posé sobre la mesa, todos se
quedaron mirando absortos el plato que había preparado
¿ Pero qué diablos has hecho
con la liebre? -gritó furioso el seños
Spetnaz
Agarré una cuchara y se la
ofrecí para que lo probara antes de continuar gritando.
Se llama paella señor y es un
guiso muy famoso de donde yo vengo -dije sonriendo
Me miró desconfiado y se metió
una cucharada de arroz en la boca, lo saboreó unos instantes sin decir nada
manteniendo a toda la mesa a la espera de su veredicto
Muchacho, esto está riquísimo
-dijo sonriendo y acto seguido comenzó a comer a una velocidad alarmante
Verlos a todos disfrutar de mi
comida con risas me hizo darme cuenta de lo que era sentirme uno más de la
familia...