A veces
contar una historia puede ser algo muy difícil sobre todo cuando se tiene en
cuenta que la gente cree en lo que le dicen sus ojos y los sentidos marcan otra
dirección, te planteas si serias capaz de contar todo al mínimo detalle para
hacer entender a los demás donde estuviste y como te sentiste, encontrar a
alguien que se sienta identificado contigo... Soy una persona algo simple así
que empezaré a contar lo que me pasó desde el principio...
Mi
nombre es Frank y tengo 28 años, nací en un pueblo cercano a Valencia, mi padre
nos abandonó en el mismo momento que se enteró de mi existencia, mi madre lo
amaba de verdad tan solo era una adolescente en aquel momento y no pudo
soportar la idea de quedarse sola conmigo, crecí con la idea de que nos había
dejado por mi culpa y siempre mantuvo firme que la había forzado y yo era fruto
de esa violación, mi infancia fue un poco triste, mis compañeros de colegio se
burlaban de mí, la ropa que usaba nos la donaba la parroquia y vivíamos de las
ayudas que nos prestaba la seguridad social, pero si el colegio me parecía un
infierno peor era llegar a casa...
Mi madre
se gastaba la mayor parte del dinero que recibíamos en alcohol y tabaco así que
cuando entraba por la puerta podía tener suerte y que estuviera durmiendo o podía
estar esperándome sentada con su botella para enumerárme una a una las tareas
que debía realizar en la casa, luego me examinaría para ver si estaba todo más
que perfecto, me sentía como su esclavo personal y lo peor de todo es cuando
algo no lo hacía como ella quería... aún recuerdo cada paliza que me daba con
el palo de la escoba, el tacto de las madera en mi espalda y el sonido seco que
hacía hasta que conseguía partirlo, se quedaba satisfecha porque entendía que
ya había recibido un castigo justo, entonces se marchaba con su botella de
whisky y se volvía a emborrachar, yo me
quedaba solo, llorando y con el único consuelo de rezar para pedir ayuda y que
alguien me salvara de ese infierno pero... nadie venía a salvarme.
Con mi
madre fuera de combate escogía de la estantería el libro que más me gustaba y
desaparecía de aquel lugar triste, a veces viajaba a mundos mágicos y
maravillosos con príncipes y malvadas brujas otras en cambio era un amigo
inseparable de vampiros, de hecho fantaseaba en convertirme en uno, salir de la
ventana y acabar con la vida que llevaba.
El reloj
me estropeaba mi momento de felicidad cuando me indicaba la hora de atender a
mi madre y prepararle la cena, tarea casi imposible con una nevera en la que
resonaba el eco por lo vacía que estaba. A pesar de ello siempre conseguía
hacer algo de su agrado con lo que conseguía que me dejara en paz hasta el día
siguiente.
Así fue
el transcurso de mi vida hasta que cumplí 11 años, momento en que conoció a un
chico que tenía 18 años y lo engatusó para que se viniera a vivir con nosotros,
lo convenció de que me tenía que tratar como un hijo y por supuesto en un año
este muchacho ya llevaba toda la carga del hogar, trabajaba de sol a sol y yo
procuraba que todo estuviera de su agrado, mi madre dejó de beber y yo pensé
que todo iba a cambiar para mejor... pero ni yo dejé de ser un esclavo para
ellos ni tampoco dejó de darme palizas, es más le enseñó a él como tenía que
domesticarme porque ella ya no tenía la suficiente fuerza para darme una
lección, él al principio se rehusaba pero vivía tan enamorado de mi madre que
ella supo infundirle el miedo a perderla si no llevaba a cabo la misión de
darme mi merecido.
Como
podéis deducir mi adolescencia no fue un camino de rosas precisamente, con la
idea del suicidio en mi cabeza crecí, al menos tenía los mi imaginación que me
llevaba a otros lugares cuando recibía mis castigos, estaba convencido de que
yo no era de este mundo y que probablemente algún día despertaría y estaría en
el lugar al que pertenezco.
Una
mañana, mi madre me pidió que no la despertara antes de irme al colegio, mi
padrastro llegó de su trabajo nocturno como vigilante de seguridad y le comenté
que mi madre me había pedido que no la despertara, cogí mi mochila para irme al
colegio y me llamaron a su habitación... fantasee con la idea de salir
corriendo porque llegaba tarde pero finalmente accedí y me acerqué para ver que
necesitaban, mi madre me miraba con odio y me preguntó claramente por qué no la
había despertado, yo le respondí que me lo había pedido ella y estalló en
cólera... me dijo que durante los próximos días no iba a ver televisión, y que
debería venir corriendo directamente desde el colegio sin hablar con nadie,
además me impuso un castigo de copiar 1000 veces '' No volveré a decir mentiras
para que mi padre y mi madre se separen y así conseguir ser el centro de
atención de esta familia, no tendré envidia ni celos de los demás y obedeceré
en todo lo que me pidan'', no habéis leído mal, 1000 veces todo eso... unas
lágrimas escaparon de mis mejillas en aquel entonces, me siento ridículo por
ello dado que provocó aún más la cólera de mi madre que gritó '' Por llorar
copiaras otras 1000 veces, no lloraré por cualquier...'' salí corriendo por el
pasillo por qué no pude soportarlo, pero fue peor... mi madre ordenó a mi
padrastro que me diera una lección y éste... noté su grande mano en mi nuca y
estampó mi cara como un sello contra el suelo.
Me levanté sangrando y me fui corriendo al colegio, llorando, se lo conté a mi mejor amigo en clase y me convenció para que hablara con el profesor. Esperé a que todo el mundo saliera al recreo y le intenté explicar la situación pero... no me creyó, me tomaban por mentiroso. No fue gracias a mis profesores que yo hoy esté aquí pero estoy, y fue gracias a mi imaginación. Inventé un lugar para soñar donde yo fuera el protagonista y nadie pudiera herirme, allí tenía mi familia, tenía amigos que realmente no me juzgaban por mi aspecto y todo el mundo me quería, habían lugares maravillosos a los que viajar, o simplemente quedarse tranquilo a observar el curso tranquilo del río, era capaz de imaginar su olor, su tacto... me sentía allí de verdad.
Al
cumplir los 16 años encontré un trabajo, era bastante modesto pero... tenía la
oportunidad de labrarme un futuro, la parte negativa es que mi madre se quedaba
evidentemente con todo el dinero... y yo empezaba a comprender un poco más la
vida, ella ahora me necesitaba y yo decidí irme de casa. Ya no podía retenerme
por la fuerza, me había convertido en un muchacho alto y bastante robusto y ni
siquiera la fuerza física de mi padrastro podría pararme. Se abrió un mundo
diferente para mí, me sentí libre por primera vez en mi vida, podía ir a donde
quisiera y con quisiera, alquilé un piso sin amueblar y me marqué unos límites
para no desfasarme... durante años el suicidio había ocupado una parte
demasiado importante en mi mente y ahora comenzaba a ser un mero recuerdo en mi
mente, como todo lo demás.
Ahora ya
formaba parte del resto de personas y podía integrarme libremente. Antes de que
todo aquel mundo de fantasía desapareciera de mi mente, me mantuve escribiendo
poesía en los trayectos de tren que realizaba desde mi casa hasta el trabajo...
a veces las regalaba a los viajeros del tren que se fijaban en mí porque les
emocionaba, todas ellas hablaban del sufrimiento de mi vida anterior, un
sufrimiento que ya no existía y por el que tantas veces había rezado para que
se acabara.
Mi
suerte había cambiado porque siempre mantuve la esperanza de que así seria y
sin pedirlo comenzaron a ocurrirme cosas mejores aún, conseguí un trabajo mucho
mejor remunerado en una empresa de carpintería, recorría cada mañana 12
kilómetros andando desde mi casa hasta el polígono donde estaba situada la
fábrica, pero no me importaba porque estaba aprendiendo un oficio, luego
trabajaba ocho horas diarias reponiendo puertas que pesaban 40 kg, me
entretenía bastante contarlas, habían días que llegaba a levantar 280 puertas,
luego lo multiplicaba por el peso de cada una y hacía el cálculo exacto del
peso que había levantado ese día. Viendo
mis resultados comencé a sentirme más seguro de mí mismo, mi cuerpo se curtió
de una manera excepcional, no necesitaba ir al gimnasio para tener un cuerpo
cultural, finalmente conseguí un contrato fijo a los pocos meses, comencé a
amueblar mi piso, a invitar a chicas a mi casa y a sentir el cariño de la gente que me rodeaba,
mis compañeros de trabajo eran amigos inseparables con los que compartir unas
cervezas, salir de marcha... Ellos eran mi familia ahora.
Dejé de
leer y escribir completamente, para que necesitaba la fantasía si ahora todo
era perfecto, tenía una vida con la que había soñado desde siempre, no obstante
seguía evadiéndome de vez en cuando para planificar mi futuro. Me volví un poco
ambicioso porque siempre tenía la urgente necesidad de sentirme aceptado y
halagado por mi trabajo.
Conocí a
Laura ( mi mujer ) una Nochevieja, de fiesta con mis amigos, resultó ser
conocida de otro conocido y la casualidad se convirtió en magia aquella noche.
Todavía recuerdo que llevaba un pantalón ajustado marrón ( fue lo primero que
vi porque estaba de espaldas) y una camisa blanca ceñida que le hacían una
figura increíble, me fijé en su pelo rojo como el sol en el ocaso y largo hasta la cintura, no perdí la ocasión de
acercarme para conocerla, se giró y vi entonces la cara más bonita del mundo,
ojos azules como el cielo a mediodía, nariz respingona, cara fina y labios
perfilados, me quedé prendado en aquel momento... no tendría más de 16 años y
yo acababa de cumplir los 18 así que decidí que aquella noche no me iba a
separar de ella, me comporté como un verdadero caballero procurando que no le
faltara de nada y preocupándome varias veces por el estado de sus pies, ya que
llevaba unos tacones impresionantes, yo desde luego admiro a las mujeres por su
valentía, jamás podría caminar con un calzado semejante. Aquella noche conseguí
que se fijara en mí y al día siguiente solo tuve que conseguir su teléfono y hacer
valer mis dotes de Casanova para conseguir una cita los dos solos...
Tras
varios SMS ^^finalmente conseguí que nos viéramos a solas y el resto ya os lo
imagináis, hicimos planes de futuro y encontramos una casita en una calle muy
tranquila con la fachada de piedra, tenía mucho encanto porque a pesar de
pertenecer a la ciudad, no circulaban los coches y era el lugar ideal para
criar a nuestros hijos, en nuestros planes entraba tener dos por lo menos y así
fue como vino Noah al mundo, yo me acababa de quedar sin trabajo pero nada más
verla mi mundo cambió y mi forma de pensar también, era incapaz de entender como unos padres querrían dañar
algún día a sus hijos... aquello era, es y será siempre lo más maravilloso del
mundo.
Nuestra
vida cambió y nos hicimos más hogareños, nuestro país entro en recesión
económica y mucha más gente perdió su empleo, yo fui optimista y me lo tomé
como una oportunidad para disfrutar de mi hija, me consideraba un ''amo de
casa'', al poco tiempo y tras varias entrevistas me contrataron temporalmente en
una multinacional del bricolaje, un trabajo soñado para cualquiera en aquel
momento que vivíamos y en el cual no solo ganaba un buen sueldo, también tenía
una buena flexibilidad horaria y me pagaron formaciones, consiguiendo así mejorar
cada día en mi trabajo y sintiéndome mejor conmigo mismo. Gracias a todo
aquello conseguí un contrato fijo y nació mi hijo pequeño Oliver...
Como habréis
podido comprobar tenía una vida perfecta, tan perfecta que a veces tenía que
esperar a que pasara algo, todo se volvió rutina a pesar de que tener hijos sea
una aventura... A menudo me evadía en mi imaginación soñando despierto con
lugares a los que desearía ir, experiencias que quería vivir e incluso
reflexionando sobre todo aquello que no pude hacer de pequeño, pasaba los días
deseando tener una máquina del tiempo y volver al pasado con todo el
conocimiento que poseo y ayudarme a mí mismo de pequeño para cambiar aquellos pequeños
detalles que podrían haber dado otro giro a mi vida.
El resto
del tiempo lo pasaba jugando a videojuegos que también me ayudaban a evadirme
de la realidad, casi podría parecer un enfermo de la imaginación, aún así todo
desaparecía en un instante, bastaba con el sonido de la bocina del coche de
atrás porque llevaba un segundo de más parado con el semáforo en verde, maldito
infeliz siempre con prisas agobiando en el coche sin disfrutar de la música, de
la agradable brisa que entra por la ventanilla o de observar a las diferentes
personas que intentan cruzar la calle antes de que el semáforo cambie, ¡si es
el lugar perfecto para hurgarnos la nariz! Eso si el tiempo que pasaba en otra
realidad era mágico, a veces me veía siendo el número uno en mi empresa, otras
veces siendo el protagonista de una historia de amor e incluso envuelto en
batallas con espadas, lanzas y dragones. Desde pequeño he querido viajar a la
época medieval y ver cómo vivían, ver como se construyeron esos hermosos
castillos y catedrales, formar parte de la historia... Pero los sueños, son
sueños nada más... o eso es lo que creemos.
Bueno ahora que ya me conocéis un poco quiero pasar directamente a lo que quería contaros, como ya dije anteriormente me encantaba soñar despierto y por supuesto claro está me encantaba soñar durmiendo, de hecho recordaba prácticamente la mayoría de mis sueños y me encantaba porque me ayudaban a planificar cada detalle en sí.
Mañana continua la historia
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