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miércoles, 14 de agosto de 2013

10mo Capítulo: Atrapado

Un goteo incesante me despertó, abrí los ojos y enseguida pude darme cuenta que me encontraba preso en una sucia mazmorra y en la más absoluta soledad, en un lugar bastante amplio y con poca luz, el suelo era de piedra y se encontraba húmedo y cubierto de moho, como me encontraba atado era incapaz de moverme... ya no había posibilidad de volver atrás si tan solo hubiera sabido que las cosas iban a ocurrir de esta manera... me habría entregado esa misma noche a las sombras y Canah seguiría viva. 

¿Por qué estás aquí? -dijo de pronto una voz desde la oscuridad

Forzando la vista pude distinguir la silueta de un anciano, también atado a su destino en aquel horrible lugar.
Yo soy aquel que todos buscaban... -contesté con gran pesar

¿Entonces debéis ser alguien muy valioso si todos os buscaban? -el anciano comenzó a reírse

No creo que tengamos mucho valor si nos han encerrado en este lugar -le seguí la corriente- ¿Por qué esta usted aquí?

Por darle una barra de pan a un niño hambriento, aquí en Nibel puedes robar a un pobre y escapar de un fatal destino pero... jamás robes a un rico.

Cierto -contesté con una sonrisa- pero no pasa solo en Nibel

Los dos comenzamos a reírnos, posiblemente sería el último día de nuestras vidas para los dos y no había razón para llorar... era mejor reírse. Unos pasos comenzaron a acercarse por el ruido metálico pude adivinar que se trataba de un soldado, posiblemente el encargado de las mazmorras. Se acercó al anciano y comenzó a aflojarle las cadenas

¡Vamos abuelo! ¡La justicia nos espera! -dijo mientras empujaba al anciano hacia la salida

Se fuerte Frank -gritó mi reciente amigo- a veces las cosas no son lo que parecen. Recuérdalo bien
¿Que habrá querido decir con eso? pensé. No entendía lo que quería decir con ''las cosas no son lo que parecen'', ¿se refería a las sombras? ¿ a este mundo en el que había acabado por casualidad? ¿a los ricos y los pobres? ¿cómo sabia aquel viejo mi nombre si yo no se lo había dicho? De lo único que si estaba seguro es de que aquel encuentro en la mazmorra no había sido una casualidad.

El sol estaba a punto de desparecer cuando vinieron a por mí, de nuevo se volvió a escuchar el ruido metálico y el mismo guardia apareció de la oscuridad, me aflojó a los grilletes despacio y me tomó del brazo empujándome hacia la salida, me miraba con cara de asco como si le repugnara el simple hecho de tener que acompañarme. Salimos de la mazmorra en silencio y subimos unas escaleras de piedra que terminaban en una reja oxidada, al otro lado se encontraba otro guardia que nos abrió la puerta para que no nos detuviéramos, tenía la misma mirada de desprecio y tampoco podía culparlos, ellos estaban amenazados por las sombras debido a mi. Caminamos hasta llegar a un pasillo, pude reconocer el lugar ya que nos encontrábamos en el edificio por el que había escapado la noche anterior, por mi mente se cruzó la idea de zafarme y correr hasta la cocina de nuevo pero abandoné la idea en cuanto vi a varios guardias custodiando la entrada. El portón gigantesco permanecía abierto, pude observar en el exterior una muchedumbre furiosa portando antorchas deseosa de acompañarme a mi fatal destino.

El guardia me ató al caballo del general, el cual se encontraba apostado en su lomo, me miraba también con cara de desprecio sujetando con uno de sus brazos el costado derecho por el que había atravesado se cuerpo con la espada aquella misma mañana. El muy cerdo me escupió, la gente comenzó a reírse y a lanzarme comida en mal estado e incluso alguna que otra piedra mientras me insultaban y despreciaban
Ahí tienes a tu amiga -dijo el general señalando un montón de cenizas- o lo que queda de ella... y todo gracias a ti-una sonrisa estúpida se dibujo en su rostro

No era momento de rendirse si no de caminar firme a mi destino. Todavía estaba vivo y aunque fuera entregado a las sombras quizás ellas no me querían muerto. El general al ver que no me derrumbaba comenzó a pasearme entre la muchedumbre, mientras me escupían y apaleaban yo solo pensaba en mi familia, en ver sus caras, abrazar a mis hijos de nuevo, casi podía recordar las noches en vela que me hacían pasar por que no podían dormir, ahora mismo las añoraba, mi mujer con la que tantas veces discutía desearía poder abrazarla y decirle lo siento tantas veces... ojala supieran cuanto los echaba de menos.
Los gritos de las sombras estremecieron toda la ciudad con su llegada, la población se detuvo inmediatamente y yo volví a la realidad. Los guardias comenzaron a repicar las campanas para que nos diéramos prisa, el general se apresuró a tomar el camino con dirección a la salida de la ciudad mientras daba órdenes al ejército para que se apostaran en lo alto de la muralla. Todos ellos armados con arcos encendieron sus flechas con fuego apuntando al enemigo.

El portón se abrió dejando a la vista un incontable número de sombras, todas ellas esperando mi llegada, en el frente un carro lleno de oro como habían pactado por mi entrega, el general bajó del caballo y me soltó, posteriormente ató su caballo al carro y emprendió la marcha de regreso a la ciudad. No tardaron en rodearme, todas ellas con sus ojos vacios puestos en mi y sonriendo victoriosas con mi captura. Abrieron un pasillo dejando a la vista un trono que portaban algunos de ellos. Una figura bajó y caminó hacia mí, posiblemente sería el líder, una vez frente a mi pude reconocerla, era mi madre sonriendo, todo esto lo había provocado ella... ¿pero con que fin?

Ya te lo dije la otra noche... mientras soñabas -dijo de repente- ¿has sufrido ya lo suficiente? esto acaba de comenzar pequeño mío. Despídete de este mundo


Apretó tan fuerte mi corazón con sus manos que mi cuerpo se estremeció por completo, era incapaz de hacer cualquier movimiento, solo podía gritar mientras sentía que la vida se escapaba por mi boca... todo se volvió oscuro.

El sonido del despertador me hizo abrir los ojos, tenía la boca seca y me dolía mucho la cabeza todo estaba bastante oscuro y no sabía muy bien donde estaba, pare el sonido incesante de aquel aparato casi por inercia y me senté al borde de la cama, tanteé con los dedos de los pies el frio suelo en busca de mis zapatillas, me calcé y me puse en pie, me sentí mareado y con falta de equilibrio, era incapaz de mantenerme de pie correctamente. la imagen de mi madre exprimiéndome el corazón volvió a mi mente haciéndome palpar casi como por instinto la zona, estaba vivo y no solo eso ya no estaba en aquel horrible lugar, pero poco duró mi alegría al darme cuenta que todavía no estaba en mi hogar, la estancia me resultaba extrañamente familiar pero todavía permanecía desconcertado por los acontecimientos y me dolía muchísimo la cabeza.

Caminé hacia la ventana en busca de la luz que me dejara ver cuál era mi situación actual, me costaba mucho caminar porque no controlaba bien las distancias y me producía vértigos, apoyándome en la pared conseguí llegar y encontré un pequeño pestillo que mantenía cerrada la contraventana, lo abrí y la luz del sol me cegó. A los pocos segundos mis ojos se fueron acostumbrando a la luz distinguiendo así los objetos de la habitación, estaba alucinando o al menos eso creía porque sin saber cómo había llegado a mi habitación de pequeño, estaba todo igual a cuando vivía allí, incluso mis ropas y yo... tenía el aspecto de un niño de 12 años. No me lo podía creer.

Alguien golpeó la puerta y comenzó a girar la manivela, debía estudiar mis opciones y averiguar por qué me encontraba en tal situación, la figura reconocible de mi padrastro apareció por el umbral y sonreía amablemente

¡Vamos dormilón! hoy es domingo y tenemos que limpiar la casa, ya sabes que a tu madre no le gusta que le hagan esperar

Estaba perplejo, no sabía que contestarle dadas las circunstancias, casi había olvidado mi infancia por completo y ahora me encontraba de nuevo en la época de mi vida en la que más había sufrido.

¿Te encuentras bien? -preguntó al verme petrificado. Se acercó y me colocó la mano en el hombro, te prepararé el desayuno ¿vale? pero de esto ni una palabra a tu madre

No es necesario -contesté- voy a cumplir con mis obligaciones.

Mi voz sonaba como la de un niño y no me acostumbraba a caminar, me sentía atrapado en un cuerpo mucho más pequeño. Le aparté con el brazo y caminé hacia la cocina para preparar el café. Estaba bastante desubicado respecto al orden de las cosas en aquella cocina y es que para mi habían pasado 12 años desde la última vez que pisé esa casa. Mi padrastro vino detrás mío observando sorprendido como una tarea tan fácil me estaba resultando casi imposible de realizar, cogió un cuchillo del cajón y se dispuso a preparar unas tostadas con mantequilla mientras yo preparaba la mesa.

¿Quieres que vayamos al médico? -preguntó preocupado.

Estaba actuando como un verdadero padre y yo la verdad nunca me di cuenta de que fuera así, los únicos recuerdos que guardaba de él eran bastante violentos y casi los tenía olvidados...

No -contesté pero me gustaría sentarme un poco -dije señalando el sofá

¡Claro! -respondió con una sonrisa- No te preocupes que yo me encargo de todo

Me senté a mirar la tele mientras él acababa de preparar el desayuno, los programas eran todos bastante antiguos y la calidad de imagen era horrible pero claro yo estaba acostumbrado al HD. ¿Estaría soñando? era una posibilidad, pero por que parecía todo tan real, tuve la misma sensación que cuando viajé a Nibel y es que a veces lo que nos parece increíble es lo más real. ¿Y si todo había sido un sueño desde que era pequeño? Quizás ahora estaba en la verdadera realidad. Estaba tan ensimismado que no me percaté de la aparición de una mujer bastante joven de pelo rizado y rubio, era mi madre que se acababa de levantar.

¿ Que hace este niño sentado mientras tú estás haciendo el desayuno? -su mirada de odio estaba clavada en mi

Yo me empeñé -se apresuró mi padrastro a contestar -le pedí que se sentara por que hoy tenemos un duro día de limpieza

Me acerqué para sentarme en la mesa, mi padrastro había preparado tostadas con el pan duro del día anterior y el café olía bastante bien, me serví mientras acudían a la mesa. Debía reponer fuerzas para asimilar todo lo que estaba pasando, me unté mantequilla en la tostada y bebí un sorbo de café con leche. Estaba todo riquísimo la verdad, se sentaron junto a mí y ella apagó la tele.

¿Se te ha olvidado que tienes prohibido ver la tele? -increpó mi madre-. Si haces bien tu trabajo quizás esta noche te deje estar aquí un rato con nosotros.

Yo me llevé la tostada a la boca para acabar con el desayuno lo más rápido posible y desaparecer de su vista pero una mano golpeó mi cara impidiéndome masticar tan preciado bocado, el resto de la tostada acabó en el suelo. Yo me quedé perplejo, ¿por qué motivo me había abofeteado mi madre?
Que sea la última vez que comes de mi mantequilla -dijo agarrándome del cuello de la camiseta - la próxima vez no será solo un bofetón.

Me levanté avergonzado y me dirigí a mi habitación en busca de refugio, los recuerdos de mi triste infancia estaban más presentes que nunca y ésta vez no eran solo simples recuerdos.

Me senté al borde de la cama, la verdad que todo estaba idéntico a cuándo yo vivía allí, ojeé las estanterías era bastante nostálgico descubrir mis libros, aquellos que había leído una y otra vez escapando de la realidad que me envolvía, cogí uno de ellos se titulaba '' el pequeño vampiro '' siempre fue mi favorito, de hecho coleccionaba toda la saga. Al abrirlo cayeron unas hojas plegadas, dejé el libro en su sitio y las recogí, al abrirlas descubrí que se trataban de dibujos que probablemente hacía cuando era pequeño, en él se veía a un chico cogido de la mano de una chica en una cabaña de madera... la imagen de Canah vino entonces a mi mente, era posible que ese dibujo se tratara de nosotros pero de ser así ¿todo había sido un sueño o estaba soñando en aquel momento?

Un golpe en la puerta rompió mi momento de reflexión, era una advertencia para que comenzara a realizar las tareas del hogar, caminé hacia la terraza en busca de los objetos de limpieza, los vértigos habían disminuido signo de que comenzaba a acostumbrarme a las distancias de aquel cuerpo más pequeño. Cogí un cubo lleno de agua, bayetas y los productos de limpieza y me dirigí a la cocina pero mi madre interrumpió.

¡Empieza por el baño que tengo que evacuar! -me ordenó señalando la puerta del escusado
Decidí hacerle caso mientras ella se sentaba en el sofá a descansar, mi padrastro cogió los productos para muebles y se dispuso a limpiar el comedor mientras yo hacía los baños.

¿ Limpias tu el suelo y yo los muebles? -preguntó con una sonrisa, la verdad que hasta el momento no me había dado cuenta de que él también vivía sometido a mi madre

Sí, claro - me apresuré a contestar.

El baño estaba bastante sucio, de hecho en el suelo mi madre tiraba los cigarrillos cuando acababa de fumar, ni siquiera se molestaba en limpiar con la escobilla después de terminar... limpié a fondo todo haciendo de tripas corazón y llené el cubo de agua para fregar, luego continué por el comedor y las habitaciones, mi padrastro ya había limpiado todos los muebles y solo le quedaba su habitación, hicimos su cama entre los dos y me dispuse a fregarla, decidimos dejar las alfombras en el sofá para no mojarlas y él se marchó a otra estancia para dejarme acabar mi faena tranquilamente. Escuché unos pasos detrás de mí, posiblemente mi madre vendría a evaluarnos, no tenía ganas ni de mirarla a la cara.

¡Maldito estúpido! ¿Qué has hecho? -dijo señalando las alfombras

No me dio tiempo a defenderme, ya que agarró el palo de fregar y comenzó a atizarme en la espalda mientras me insultaba, sentía el dolor de la realidad, aquello es lo que había vivido de pequeño y casi lo había olvidado, siguió y siguió atizándome con aquella improvisada vara de metal hasta que la partió
Largo de mi vista inútil -ordenó

Las lágrimas caían de mis ojos mientras corría hacia mi único refugio, mi habitación. Mi padrastro se cruzó conmigo asombrado y caminó hacia mi madre para pedirle explicaciones, yo me senté en el borde de mi cama llorando y valorando el infierno por el que estaba pasando, les escuché gritar, mi padrastro le decía que lo de las alfombras había sido idea suya y ella le ordenó que me pidiera perdón por que todo era culpa suya. Se acercó a la habitación y se sentó a mi lado.

¿Estás bien? -preguntó

Yo seguía llorando pero asentí con la cabeza

Yo... quería pedirte perdón... ha sido culpa mía -bajó la cabeza avergonzado

No has sido tú quién ha golpeado mi espalda hasta hartarse -respondí

Él continuaba con la misma actitud culpable y yo la verdad que no sabía si actuar como niño o como adulto, ya que a sus ojos solo tenía 12 años pero mi mentalidad estaba mucho más avanzada.

¿Puedes dejarme solo? -le pregunté


Sí, claro -acto seguido se levantó y se marchó

Me tumbé en la cama a descansar unos segundos, cerré los ojos buscando un pensamiento que me diera fuerzas para soportar la situación, instintivamente apareció ella y sonreí... casi podía rozar su larga melena castaña, acariciar su piel morena tan sedosa y tan suave, dibujé en mi mente sus ojos, nariz y posteriormente esos labios tan perfectos que la caracterizaban, ojalá pudiera besarlos de nuevo, quería abrazarla, sentir su pecho y su aliento en mi cuello, caí en la cuenta de que observarla era casi lo único que había hecho cada día desde que la conocí y a pesar de que me no sabía la razón por la cual nos habíamos conocido ya no me importaba, poco a poco había ido ocupando espacio en mi corazón hasta el punto de querer protegerla con mi vida. Debía hallar la forma de volver a aquel mundo, quizás todavía quedara alguna esperanza ...
Me levanté sobresaltado y comencé a rebuscar entre los cajones en busca de respuestas, todo lo que hallaba era bastante nostálgico, desde los calzoncillos de spiderman hasta el cuaderno de música. Sin querer me topé con los libros del colegio, les di un fugaz vistazo para ver las paridas que escribía por aquel entonces, en el margen derecho de algunas hojas habían dibujos fruto de mi entretenimiento en clase, cuando las pasabas podías ver como las imágenes cobraban vida, esbocé una sonrisa la verdad que a pesar de la infancia que me había tocado vivir, hacía cosas divertidas.
Ojeando las hojas encontré un corazón, parecía algo normal salvo que dentro estaba escrito el nombre de Canah, y eso no podía ser posible, saqué todos los libros en busca de más pistas sobre ella, quizás con un poco de suerte encontraría algo que por fin me aclarara lo que había estado sucediendo. En varios libros se repetía lo mismo o algo similar, como si fuera mi novia de la infancia. Encontré el cuaderno de dibujo medio escondido, como si de un tesoro se tratase, en la primera hoja había un dibujo (bastante mal hecho por cierto) de unas piezas de fruta, la siguiente hoja se ve que era de un día que estaba inspirado por que había un robot con una sierra que cortaba madera, el resto estaba en blanco... que desilusión.
Lancé el cuaderno al suelo y me tapé los ojos con gesto de desesperación. ¿ Por que ya no recordaba casi nada de cuando era pequeño? Me había esforzado tanto en olvidarlo todo que ahora, cuando más necesitaba recordar estaba totalmente bloqueado. Me imaginé mis tardes leyendo libros sentado en aquella cama y junto a mi estaba ella, de nuevo abrazándome y consolándome podía ver sus ojos y su linda cara de niña. ¡Un momento! podía recordar a Canah de niña en mi habitación, me esforcé realmente por seguir recordando y su imagen dibujando en el block de dibujo apareció en mi mente. ¿ Estaba teniendo realmente ese recuerdo o era lo que quería imaginarme? No podía ser, estaba realmente confundido. Ojeé de nuevo el block en busca de algo que se me pudiera haber escapado, todas las páginas salvo dos estaban vacías pero debía repasarlo por si acaso, finalmente en la última hoja pude ver que había un texto casi minúsculo que decía.
<< Cuando te sientas solo y triste, enciende un fuego y podrás verme a tu lado. Te quiero >>  
Enciende un fuego, ni de coña encendería un fuego pero necesitaba calor, pensé en la estufa de tubos candentes que había en el baño así que me apropié de ella y me la llevé a la habitación. Recordé que había una tinta que reaccionaba con el calor, sería mi última esperanza de encontrar respuestas... arranqué las hojas del block y las coloqué una a una frente a la estufa y me senté a esperar. Casi  había perdido la esperanza cuando unos trazos verdosos comenzaron a dejarse ver por algunas de las hojas. quité las que no habían mostrado dibujo alguno y coloqué otras que no habían tenido lugar, mientras tanto algunos dibujos ya se veían casi en su totalidad, sonreí al ver claramente un retrato, era la Canah que había recordado de niña, con esa sonrisa tan brillante que la caracterizaba. Los demás dibujos mostraban paisajes de Nibel, la granja, la cascada, las murallas del castillo.... No me lo estaba inventado, algo relacionaba los dos mundos y yo debía averiguar cómo estaban conectados.
 Pude ver que en una de las hojas se había descubierto un par de frases con la letra de Canah... << Cuando leas esto cierra los ojos cruza rápido la puerta y ven a darme un abrazo si quieres quedarte conmigo para siempre, si no me amas cierra la puerta para siempre sólo tú tienes la llave >>  Ni siquiera sabía cruzar la puerta, ¿ como pretendía que fuera a abrazarla? Busqué alguna otra indicación en las demás hojas pero no hallé nada. Finalmente me di por vencido y lo recogí todo antes de que mis '' supuestos '' padres se dieran cuenta de la que tenía montada en mi habitación.
Lo escondí todo muy bien lejos de la vista de nadie y me fui a preparar la cena, ella seguía presente en mis pensamientos y algunos recuerdos de nuestra niñez juntos comenzaban a dibujarse claramente en mi cabeza pero no sabía todavía cómo ni por qué. Mis padres se sorprendieron al verme tan servicial sin decir palabra alguna, estaba tan evadido buscando una manera de encontrarla de nuevo, no podía soportar la idea de haberla visto morir ante mis ojos, necesitaba volver a ver su sonrisa como había hecho cada día desde que la conocí. Me fui a la cama sin cenar, tampoco tenía hambre ni ganas de nada más que de acostarme y dejar de pensar. A pesar de ello me tumbé y en mi cabeza seguía sonando la misma frase, ¡¡cierra los ojos y cruza la puerta!! quizás era tan fácil como eso pero a pesar de intentarlo varias veces no ocurría nada, intenté relajarme y recordar como aparecí la primera vez allí. estaba leyendo un libro y me dormí, hablaba de una persona que cruzaba una puerta a otro mundo pero no decía como. A pesar de ello yo la vi y luego la crucé, también decía que solo quien la ha visto puede volver a cruzarla, pero yo la crucé sin haberla visto nunca. Recordé la puerta, estaba al final de un pasillo y la rodeaba una luz blanca muy intensa, molestaba en los ojos muchísimo, abrí los ojos y frente a mi apareció de nuevo la puerta.

¡Ya está! -exclamé, bastaba solo con imaginarla tal y como la había visto la primera vez . Salté de la cama y corrí para abrirla, el pomo cedió suavemente y crucé sin pensarlo, no podía creerlo había aparecido de nuevo en Nibel y frente a mi estaba.... ella.


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