Un cubo de agua fría me
despertó, frente a mi había un hombre de unos 40 años con las ropas ajadas, sonreía
maliciosamente mientras me observaba, metió su mano en el bolsillo y sacó una
llave y dirigió su mano hacia mi tobillo, recordé que estaba encadenado en una
especia de cuadra desde la noche anterior. Tras terminar nuestra conversación,
el padre de Canah me perdonó la vida y prometió un juicio justo a cambio de
permanecer encadenado y vigilado y el hombre que estaba junto a mi debía ser
uno de los campesinos que me iba a juzgar. Le acompañé fuera de la cuadra, los
primeros rayos de sol de la mañana me deslumbraron pero pude distinguir a lo
lejos un gran número de personas, estaban agolpados frente a un resorte entre
ellos encontré la figura del padre de Canah hablándoles desde lo alto pero...
no entendía nada de lo que les estaba diciendo.
Comenzaron a girarse y se dieron cuenta de mi
presencia, el silencio se apoderó del ambiente mientras me dirigía hacia ellos
y me entraron unas ganas terribles de salir corriendo pero me contuve, sabía
que si intentaba algo fuera de lo normal acabaría muerto y además no tenía nada
que temer ya que yo no había matado a nadie... todavía. Abrieron un pasillo dejando
libre un camino hasta lo alto del resorte y me dirigí hacia mi destino
caminando con paso firme, mientras lo hacía comencé a prepararme un discurso
que resultara convincente
¡Asesino! - gritó de repente
alguien rompiendo así mi momento de concentración
¡Escoria! -gritó otro
Sin saber cómo me vi envuelto
en un mar de insultos de la multitud y aceleré el paso hasta el resorte, una
piedra impactó en mi espalda y le sucedieron varias causándome heridas por todo
el cuerpo, caí desplomado al suelo por el dolor y la gente se juntó a mi
alrededor para patearme el cuerpo.
¡Basta! -gritó una voz
conocida- él es inocente hasta que se demuestre lo contrario
Alguien me ayudo a ponerme en
pie y cargó conmigo a hombros hasta el resorte, abrí los ojos y supe entonces
que se trataba de el hombre que me había despertado en la cuadra
Muchas gracias -me apresuré a
decirle- me has salvado
¡No muchacho! -contestó- yo
solo te he dado la oportunidad de explicarte pero todavía no estás salvado, la
mayoría desea verte muerto pero yo tengo un hijo de tu edad... y la verdad
tengo curiosidad por ver que nos cuentas
Me puse de pie en lo alto del
resorte para dirigirme a la multitud de nuevo en silencio, el hecho de que mi
salvador estuviera a mi lado me tranquilizaba bastante y me daba ánimos para
explicar la historia increíble que estaban a punto de escuchar...
Buenos días... -dije
titubeante- Todavía no sé lo que os han podido contar de mi -dirigí mi mirada
hacia el padre de Canah- pero gracias por dejarme explicarme. Veréis ayer después
de cenar le pregunté al padre de Yinno (
entendí que era más apropiado que decir padre de Canah ya que ella no estaba
presente ) sobre sucesos extraños que pudieran estar ocurriendo... decidí preguntárselo
porque quería estar seguro de que habían sombras merodeando por el lugar.
¡Veis es un asesino! -gritó
alguien de nuevo- ¡Sabe lo de las sombras!
¡Silencio! -dijo esta vez el
padre de Canah- dejémosle terminar. Continúa Frank
Yo he visto esas sombras de
las que tanto estamos hablando -continué- es por eso que le pregunté, y si os preguntáis porque estoy vivo es muy
simple la respuesta... por que se cómo acabar con ellas
La gente comenzó a murmurar,
no solo les acababan de confirmar la existencia de sombras si no que también
les acababan de decir que se podía acabar con ellas, algo que según la leyenda
era imposible y por culpa de ello los campesinos lo habían perdido todo.
¡Prestadme atención! -continúe-
se que resulta poco creíble pero os estoy contando la verdad y si las sombras
han vuelto os prometo que voy a ayudaros
a acabar con ellas
Solo eres un crío -comentó un
campesino- ¿ y si te lo estás inventando?
¿ y si no? -le dije con voz
desafiante
Bueno muchacho -dijo el señor
que me había salvado la vida- mientras decidimos tu suerte esperarás en la
cuadra. Te comunicaremos nuestra decisión en unos minutos
Al parecer no les había
parecido suficiente mi explicación como para dejarme libre al instante, pero ya
no podía hacer otra cosa, todo lo que había dicho era verdad y debía confiar en
mi suerte. Me dirigí a la cuadra y me senté paciente y en silencio a esperar la
decisión
El padre de Canah apareció a
los pocos minutos con un semblante serio y agarrándome del brazo fuertemente
tiró de mi hacia el exterior. Fuera ya no quedaba nadie, al parecer la multitud
se había dispersado
¿ Que ha pasado? -pregunté ¿
Voy a morir?
No -contestó- de momento
vendrás a vivir a mi casa pero... si dices una palabra de esto a mi mujer o a
mi hija nadie podrá salvarte de mi cuchillo.
¿ Y el juicio? -pregunté para
asegurarme
Eres inocente hasta que
demuestres lo contrario. Esta noche nos reuniremos de nuevo para que nos expliques
como podemos proteger a nuestras familias, espero que no hayas mentido -dijo
con mirada amenazante
Me sentí aliviado con la
esperanza de vivir un día más y sobretodo feliz por compartir un techo con la
persona de la que me había enamorado... Canah
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